lunes, 5 de diciembre de 2011

Si hubiera estudiado letras...

Ahí van las hordas asesinas que beben más coca cola que agua, que no leen 1 libro entero por año, que no han asistido a 1 sola feria del libro y que se quejan utilizando comentarios con el uso flamante de la letra “K” sustituyendo la en peligro de extinción palabra “que”. Me recuerdan la multitud furibunda de La Bella y la Bestia que en un principio iban solamente al espectáculo de la captura del “loco del pueblo” y sin embargo ya llevaban azadones, antorchas y armas. En unos minutos la versión musculosa de Lopez Obrador, es decir Gastón, logra convencerlos de matar a La Bestia, un monstruo del que no tenían idea que existía, no le conocían pues no afectaba sus vidas ni para bien ni para mal y más importante, no le había hecho daño a nadie. Entonces esta gente iracunda sedienta de… no sé realmente de qué, de atención supongo, se abalanza sobre el castillo hasta entonces desconocido para darle por no decir menos en la madre a un ser que de no ser por la publicidad del bully del pueblo no tendrían idea de su existencia.

 

Así saltamos de los dibujos animados a la realidad. Casi salidos del círculo 5to círculo de Dante los cultísimos mexicanos lanzan millones de flechas directas a la formación del aspirante a presidente. Se oye en alguna oficina “ya viste a este wey” y se reproduce el video en la lap top de un individuo que no sabe quién escribió El Principito, pero le parece deplorable la actuación de EPN en la FIL, y el que llegó a ver el video, no sabía qué era la FIL.

 

Así somos, desgraciadamente de “pan y circo”. Y no digo “son” porque por más diferentes que seamos y pensemos, vivimos en el mismo país, respiramos el mismo aire anopalado de México y si empezáramos por eso, si empezáramos por no dividirnos por quién sabe más y quién tiene más que pasa con tanta frecuencia, tal vez podríamos unirnos –otra palabra en peligro de extinción- y hacer algo por evitar que dirigentes en quien simplemente no confiamos lleguen al poder.

 

¿Es tan grave que el señor no lea? ¿La falta de afición a la lectura en verdad merma su capacidad para gobernar un país? En realidad no. Hay millones de profesionistas a los que un libro les quema las manos, y no me gusta, pero sé que no los hace menos capaces en su trabajo. Francamente a mí no me importa que mi plomero no sepa que Montecristo de TV Azteca fue originalmente una novela, lo que me importa es que evite que me explote el calentador. Y ese mismo plomero una vez me dijo, “Srta. no es lo mismo la física de Newton que la química de Lavoisier” ante un evidente fallo en el diagnóstico que traté de hacer previamente a mi calentador. Y ese plomero no me dijo “es usted una tarada por no recordar sus clases de 5° de preparatoria” y yo no le dije “es usted un bestia porque no me ha dicho que mi “El Túnel” de Sábato que traigo en la mano es buenísimo”. Cada quien a lo suyo. Pero nos encanta buscar Sócrates en el siglo XXI cuando es imposible saber todo acerca de todo y mucho menos ser un experto en toda materia.

 

¿Qué me gustaría? Que no lea si no le da la gana, pero que su formación política independientemente de las estrategias que le hubiera enseñado México Bárbaro o La Bola y la gran ciencia, llevaran a este hundido país a flote. Que sus clases de economía se olvidaran de las enseñanzas de Marx, que con Salinas el capitalismo nos vino guango y mejor fuera capaz de adaptar un sistema económico que nos beneficie, que aniquile el consumo estilo FECAL donde todo mundo compra pero la diferencia está en que la mitad tienen para pagar y la otra mitad se endeuda para que luego los que medio tenemos –y no compramos nada- paguemos un remasterizado FOBAPROA. Que las clases de mercadotecnia y comunicación se le olvidaran un poquito para que tuviera que decir la verdad, sólo la verdad y nada más que la verdad ante un pueblo que se deslumbra con el flash que rebota en la vaselina de su cabello pero no se fija en la propuesta de impuestos, ni en el mísero aumento al salario mínimo no directamente proporcional al aumento en el ISR y la exención de los mismos al tan afamado gabinete y los compas, es decir funcionarios, a quienes sí que les adelantaron el aguinaldo y pasaran una feliz y adelantada navidad. Prefiero que no se haya leído la biblia pero que adopte medidas contra la pederastia de los dirigentes eclesiásticos, y si no recuerda el autor –ni el título- de Siglo de Caudillos me da igual, pero ansío que implante una estrategia funcional para derrocar a los caudillos modernos llamados ya casi de cariño “narcos”, una iniciativa para evitar el nepotismo en el área laboral, una medida eficaz para abolir los sindicatos que terminaron siendo una mafia que cuesta millones muy lejos de ser una protección al trabajador. Eso sí me interesa que sepa el Sr. porque Benedetti puede inspirarnos desde el cielo, pero no puede ayudar al país con sus letras.

 

Yo leo. Tengo una pequeñísima biblioteca con novelas, suspenso, historia y materias de la universidad y sin embargo, no sería capaz de dirigir al país. Sí, sería increíble que el que estuviera al frente de una nación, sea cual fuere, fuera una persona culta, con porte y presencia, sin escándalos, con buena oratoria y buena memoria, que tuviera todo a su favor para representar –por que lo es- una persona respetable. Pero desgraciadamente el mundo no es mágico y yo preferiría que Ghandi hiciera un Billboard diciendo: “Si quieres que tus hijos lean, vota por quien lo hace.” Que tiene al menos una repercusión sobre la consecuencia que puede traer el voto, y no “Bruce lee, Peña no”. Cuya reacción e simplemente una crítica, que seamos sinceros, criticar no nos lleva a ningún lado.

 

Cuando era pequeña, mis padres me decían: así no es, y me enseñaban a hacerlo bien. Si el descontento por la metida de pata en la FIL es tan grande, envíenle al Sr. un paquete de libros con una nota que diga: “para que no vuelva a suceder”. Llevamos 1 siglo de señalar hacia los pinos diciendo “¡qué idiota eres!” y ¿todavía no nos damos cuenta que eso no funciona para nada? Tal vez los que necesitan repasarse El arte de la guerra, son otros y no el desafortunado aspirante a quien varios deben haber rechazado de sus filas al no verlo saboreándose La silla del águila en una terracilla de Starbucks. Y es que ellos, con sus lentes de pasta twiteando a toda velocidad sobre el iPad, sí que saben lo importante. Tal vez se pregunten quién coño es Dante, no tengan idea que Siglo de Caudillos es una trilogía, se pregunten a qué/quién me refiero con EPN y FECAL, estén dudando si Marx era el negrito tan famoso de los años 50 y no entiendan porque Benedetti nos podría inspirar, pero eso sí, están completamente seguros de que “el gavioto” como se refieren propiamente al priista, es un pendejo porque no se ha leído al Krauze, sea lo que sea que escribió.

 

 

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