martes, 16 de febrero de 2010

We are Family

Este febrero loco se ha empeñado en traerme a cuenta de las dificultades por las que una persona pasa por el simple hecho de pertenecer a una familia, y no desde la perspectiva rebelde de "no me dejan ser" ni nada por el estilo, sino que una familia conlleva muchas cosas: expectativas, compromisos, presencias, ausencias, nacimientos, uniones, celebraciones, muertes, duelos y un sinnúmero de transformaciones.



La familia lleva en sí un ciclo: dos personas deciden independizarse de sus respectivas familias y formar una nueva, en la consolidación se incluye lo que a cada quién le parece mejor de su familia nuclear, consanguínea o como se le quiera llamar, y en ese inter hay como tres mil quinientas cuarenta y ocho batallas por el establecimiento de la nueva entidad familiar... Que si a los papás les gusta o no, que si la sociedad está de acuerdo o no, que si van muy rápido, muy lento, o es un terrible error, y eso sólo desde el punto de vista externo; al interior del nuevo núcleo viene el si la navidad es con mis padres o los suyos, que si tu madre me hizo caras o la mía hace comentarios fuera de lugar que yo no noto... total que es una lucha continua por la supervivencia como individuo, como parte de una familia por condición y una familia por elección. Finalmente una vez que todos quedamos conformes con la nueva estructura, se enfrentan nuevas cosas: hijos que se van, hermanos que se van, padres que se van, abuelos que se van. De una u otra manera, la desintegración comienza y viene una nueva consolidación.



A mis escasos 27 años, he pasado por mucha desintegración y ahora por una nueva integración. Hoy trato de establecer con Cas un nuevo núcleo familiar, pero definitivamente, no es una tarea fácil ni mucho menos rápida, y es, sobre todo, una lucha constante.



Entendí que tal vez tengamos un par de hermanos que se hayan ido por elección, que en un futuro que espero no sea cercano perderemos a un par en el camino por condición y que hemos adoptado en nuestra familia a otros muchos integrantes que no comparten con nosotros los apellidos o la sangre, pero comparten la pasión por vivir la vida y el sueño de ser felices con nosotras. Me di cuenta de que como con nuestros hermanos, primos, tíos, etc., hay días en que nuestros amigos son nuestras personas favoritas y días que no lo son, que podemos estar de acuerdo con la forma en la que llevan su vida o no, que pueden defraudarnos o sorprendernos y al final del día, siempre seguirán siendo parte importante de nuestra familia, y después de pensar en todo esto, me sentí muy feliz por tener una familia tan grande y tan diversa.



Ayer platicaba con mi Casti de los hijos, las familias y demás y creo que me quedé con eso en la cabeza, porque en la noche tuve un sueño muy raro en donde estaba Sofi con su gato Nefasto, comiendo lenguas de gato de las que me daba Chepa cuando era pequeña... en fin... me desperté con un poco de miedo porque no sé si un día haya una Sofi, o un Santi o un Juan Carlos, y luego me sentí triste pensando si realmente era una buena idea y si había al menos una pequeña posibilidad de que fueran unos niños felices.


No sé por qué he traido mucho en la cabeza a Ana y a Crix. En realidad no tuve la oportunidad de convivir tanto con ellas como la roomy, pero ya que en estos últimos días he traido en la cabeza muchas interrogantes acerca de las familias, su formación, validez, reconocimiento y demás, entre todo eso las he traido a ellas también. No cabe duda de que el universo y su arquitecto conspiran para que uno encuentre las respuestas en el momento adecuado y de la forma correcta. Hoy encontré este post y al menos a mí, me dejó una sonrisa en la cara y ganas de dejar la posibilidad abierta.



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